10ª SALIDA (2 OCTUBRE) – ANDRES MERINO – ELCIEGO

Su nacimiento se produjo en plena transición papal, pues meses antes, moría en ese mismo año el Papa Benedicto XIII, dejando el anillo del pescador a Clemente XII.

Plagiando a Torcuato Luca de Tena, este hombre, posiblemente tras ver las injusticias y las iniquidades de la época. Esta inteligencia, tras contemplar tanto desmán, tomó la brillante resolución de volverse loca.

Y así, un hombre que a instancias del mismo rey, llegó a manejar la cantidad de veinte mil reales anuales, sacados curiosamente de la Lotería real, para gestionar y levantar un colegio que él con sus logros y esfuerzos convirtió en seminario de la casa real, el 16 de enero de 1787 acabó internado en el Hospital de la ciudad, con la cabeza perdida, contribuyendo la comunidad madrileña con una peseta diaria para sus alimentos.

Comenzó escribiendo un libro para niños, y terminó escribiendo un libro sobre palomas.

Palomas que cansadas de las fechorías de las aves de rapiña, deciden emigrar a un mundo perfecto, tan bello como irreal.

Y buscando ese mundo prometido, ese sempiterno “locus amoenus”, las palomas descubren en su camino el país de los hombres, dándose cuenta con horror al convivir con ellos, de que todavía podían estar peor.

Sería el día de su nacimiento, un 25 de diciembre, lo que contribuyera a su fervor cristiano?

Cuánto influyó en él otro alumbramiento, el de la Real Academia de la Lengua (1713), tan próximo a su nacimiento?

El caso es que dos pilares jónicos marcaron su fecunda vida: la religión católica y la defensa a ultranza del castellano frente a todo barbarismo, jerga, barniz barroco o ilustración francesa.

Y así, este gran admirador de Cicerón, de quien decía era maestro de la retórica, este enamorado del Quijote y sus castizas descripciones, fue bajo la cultura de su época del “magister dixit”, un gran investigador y hombre de letras.

Merino se preocupó mucho por el arte de la escritura, como muchos escolapios de la época, los cuales se enorgullecían de sus cualidades caligráficas.

No contento con ello, Merino buscó una nueva relación entre la escritura y la paleografía.

Fue también gran conocedor del hebreo y del árabe, llegando a escribir una caligrafía árabe.

El interés por la lengua castellana, por el uso castizo y limpio del lenguaje, llegó a ser casi una obsesión en él, llegando a escribir: el “Diccionario Antibárbaro de la lengua castellana”.

No mereció fin tan desgraciado, quien tuvo vida tan acrisolada de virtudes. Quien fuera un hombre de tan constante trabajo. Sabio, con conocimientos amplios y profundos. Quizá un poco hosco, poco comunicativo y más inteligente que social.

En 1780, y estando Merino todavía vivo, una disposición de Carlos III obligó a enseñar Gramática española en todas las escuelas del Reino.

El P. Merino no fue un hombre de la Ilustración (de hecho la rechazaba), pero sí un erudito que hizo una aportación intelectual, paleográfica, caligráfica y defensora del castellano como patrimonio cultural, en un siglo XVIII plagado de contrastes y de cambios.

Elciego, curioso nombre el del pueblo que vio nacer a un hombre tan clarividente, y cuya muerte no hizo honor a tan breve pero laboriosa vida.

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DIA, HORA Y PUNTO DE SALIDA:
Sabado, 2 de octubre
10:45 en el bar del Hotel Ciudad de Vitoria
15:00 Comida de hermandad en el restaurante Trafalgar.

IMPORTANTE:
– Puntualidad y depósitos llenos.
– En caso de lluvia el recorrido de la salida puede variar o suspenderse, a decidir en el punto de salida.
– En las salidas del Club sólo se admiten Vespas ó Lambrettas que cumplan los requisitos del Club.

A que esperas?…….RUEDA CON NOSOTROS !!!